Actitudes correctas para ser
bendecidos
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Muchas veces sucede que pensamos algo, le damos vueltas en nuestra
cabeza pero al final no lo hacemos. Durante un viaje, vi la oportunidad para
hacer un negocio y regresé con la idea de implementarlo, investigué, planifiqué
y pensé mucho en ello pero nunca actué. Lo fui dejando de lado hasta que un día
me recordé de la idea cuando vi que alguien ya la había puesto en práctica. No
basta pensar, también hay que hacer.
Hacer las cosas y poner en práctica las promesas que Dios nos ha dado requiere
fe. Todos tenemos prometida salud, prosperidad y bendición pero debemos
trabajar por alcanzarlas. Si ya renovaste tu pensamiento, si estás convencido
de que verás milagros sobrenaturales, entonces ¡hay que hacerlo! Dejamos de
obtener porque no actuamos y la culpa es nuestra, no del Señor que ya te dio lo
que le pides. Buscamos cualquier escusa y culpables. Decimos que el diablo o el
dinero nos limitan, pero es mentira. Nada debe detenerte. La posición del
diablo ante los hijos de Dios es debajo del zapato, él no puede impedir lo que
el Señor ha mandado. Los recursos y el dinero tampoco son escusa para dejar de
hacer. Las cosas materiales no son quienes te dan permiso o te impiden actuar.
Haz lo que piensas y sabes que Dios te ordena. Su Palabra es para ejecutarla,
no para guardarla o esconderla. Las empresas exitosas son aquellas que tienen
buenas ideas, las producen y ejecutan. Un gran invento no funciona si se queda
en la cabeza del inventor. Las promesas no sirven si no las creemos para verlas
realizadas.
El Pastor Cash es alguien con una fe
sobrenatural. Nuestra actual iglesia y la que estamos construyendo son lugares
concebidos por fe, ya que no tenemos el dinero pero sí la promesa del Señor de
que toda obra en Su nombre será grandiosa. Al recibir esta promesa, el Pastor
Cash empezó a actuar de inmediato. Cuando iniciamos la construcción del primer
templo donde hoy nos congregamos, yo era el tesorero y estuve presente cuando
el pastor le dijo a la dueña del terreno que se lo compraríamos al contado. Yo
dudé porque sabía que no teníamos todo el dinero, pero él insistía que Dios le
había dicho que así sería. Efectivamente, un par de semanas después, estábamos
firmando las escrituras y pagando al contado. Nunca le pedimos permiso al
dinero, todo fue concebido por fe para darle gloria a Dios.
Actitud correcta
Convéncete, son nuestras actitudes las que
muchas veces nos detienen, no el diablo ni el mundo. Cuando aceptas al Señor,
obtienes la vida eterna y entras en un proceso para renovar tus pensamientos y
actitudes. Éstas son la forma habitual de actuar de cada persona y se aprenden.
Son costumbres, hábitos y formas de reaccionar ante los pensamientos. Son
comportamientos que se emplean para llevar a cabo un pensamiento. Una actitud
es cómo actuamos y llevamos las promesas del mundo espiritual al terrenal.
Entonces, nuestra actitud debe ser positiva,
confiada en que Dios está de nuestro lado. Una actitud negativa hace que las
promesas reboten y no se cumplan. Para alcanzar el éxito debemos tener buenos
pensamientos y también buenas actitudes que promuevan nuestra buena conducta.
Esa es la fórmula correcta para ver realizadas las promesas en nuestra vida.
A los grandes hombres de la Biblia se les conoce
por sus actitudes y conductas. Abraham, Elías y Moisés son recordados por su
capacidad de pensar y obrar según la Palabra. Abraham no podía tener hijos pero
escuchó la promesa, renovó su actitud y pudo gozarse contemplando las estrellas
del cielo y creyendo que era posible ser bendecido de esa forma. Dios te ha
llamado a hacer cosas imposibles y sobrenaturales, eres hijo del Todopoderoso,
no lo dudes más. Todo lo bueno y grande que tengas dentro de tu cabeza está
esperando para concretarse en obras. Es tu tarea y obligación hacerlo porque
nadie lo hará por ti, no te quedes sentado esperando escuchar ángeles
hablándote.
Si a los buenos pensamientos les sumas mala
actitud, el resultado es fracaso, por el contrario, buenos pensamientos más
buenas actitudes siempre sumarán éxito. Hay muchas actitudes positivas que nos
ayudan a lograr lo que deseamos, pero especialmente debemos buscar dos:
Actitud de perdón
Marcos 11:24-25 aconseja: Por tanto, os digo que
todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Y cuando
estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro
Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.
En nuestra oración podemos pedir cualquier cosa.
Piensa en todo lo que quieres obtener, tenlo presente cuando te acerques al
Señor y antes de pedirlo, recuerda que debes perdonar. Cuando estás frente a
Él, recibirá tus peticiones y te dirá: “Yo te puse ese pensamiento, quiero
verlo realizado en tu vida, pero primero necesito que vayas y perdones”.
El perdón es una prioridad para el Señor. Es tan
importante que envió a Su Hijo Jesucristo para perdonar nuestros pecados.
Conozco gente muy noble y humilde que no contamina su corazón con ningún
rencor, pero también conozco personas que andan por la vida con la peor
actitud, esperando recibir la ofensa para guardarla como un tesoro. Cierta vez,
en medio del tránsito, la persona del carro detrás de mí, no me dejaba en paz.
Tocaba y tocaba la bocina por más que yo intentaba hacerme a un lado para que
me rebasara. A la tercera vez que me quité, esta persona maniobró para quedar
junto a mí y bajó su vidrio, en ese momento me preparé para responder cualquier
cosa porque ya estaba muy enojado, pero me sorprendí cuando amablemente me
dijo: “tiene la llanta pinchada”. Mi actitud no era la correcta, estaba
esperando lo malo en vez de ser positivo y esperar lo bueno. Revisa la actitud
que tienes ante la vida.
Hay muchas personas que ocupan tiempo valioso en
pelearse, pensar en lo que responderán ante las ofensas, lloran, sufren e
incluso ayunan por el dolor que sienten, pero hay otros que usamos lo que se
llama “aceite de tortuga” para que lo malo nos resbale o nos saque una concha
dura que evite las ofensas y el sufrimiento. Es inevitable que nos ofendan pero
podemos evitar ser ofendidos. Somos personas sociales que necesitamos trabajar
en equipo y relacionarnos con otros que son tan imperfectos como nosotros, pero
sentirnos ofendidos no debe impedirnos hacer y actuar bien. Si te ofenden, no
esperes a que te pidan perdón de rodillas, por el contrario, perdona incluso
antes de que la otra persona descubra que te ofendió. Solamente con una
correcta actitud de perdón podrás hacer las cosas y ver las promesas cumplidas.
Lucas 17:3-4 nos pide que perdonemos: Mirad por
vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere,
perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día
volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.
Perdonar una ofensa siete veces al día es una
exageración. Eso significa que esa persona te ofenderá desde que te levantes
hasta que te acuestes, pero esa es la medida sobrenatural de perdón que el
Señor nos pide porque sabe que de ello depende que avancemos. Es como decirte:
“tu actitud de perdón debe adelantarse a las ofensas para que éstas no te
limiten y hagan sufrir”. Quien perdona siete veces al día tiene una verdadera
actitud de perdón.
Efesios 4:32 nos dice cómo debemos actuar: Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Perdona siempre y antes que te lo pidan. No
esperes, tú debes adelantarte para no perder tiempo, entonces, cuando la
persona se acerque a pedir perdón, tú ya estarás haciendo lo que debes para ser
bendecido. La actitud de perdón anticipada es indispensable para poner en
práctica los buenos pensamientos que el Señor pone en nuestra mente.
Actitud de obediencia
Aprendemos a ser obediente por las buenas o por
las malas. Los niños aprenden a lavarse los dientes porque obedecen a su mamá o
porque deben ir al dentista cuando sufren por las caries. La vida es así, el
Señor en Su Palabra nos dice qué debemos evitar y no hacer, pero si
desobedecemos, afrontamos las consecuencias y problemas. Todo cae por su propio
peso y nos damos cuenta que Dios tenía razón.
Para acelerar el proceso de obtener las promesas
debes tomar el hábito de obedecer a la primera. Eres un rebelde convencido si
necesitas escuchar cinco o seis versículos para que tu mente se abra. Dios
quiere que obedezcas a la primera, no después de varios sermones. Mucha gente
está a la espera de una señal para obedecer y no se dan cuenta que con las
promesas es tiempo de actuar. Lo que Dios prometió para hoy, es para hoy, no
para mañana, deja de esperar más confirmaciones y obedece.
Mateo 7:21advierte: No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos.
Ser cristiano es suficiente para ser salvo pero
para hacer la voluntad de Dios hay que actuar. Sólo de esa forma demostrarás
que eres obediente. Renueva tus hábitos, actitudes y costumbres para tener una
reacción inmediata al perdón y la obediencia.
1ra. Reyes 3:14 promete: Y si anduvieres en mis
caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu
padre, yo alargaré tus días.
Luego de un pensamiento, necesitamos tiempo para
ejecutarlo. Tenemos una vida que se acaba por más tratamientos de belleza que
hagamos. Solamente la sabiduría e inteligencia del que guarda y cumple Sus
mandamientos puede añadir largura de días, riquezas y honra a su vida porque
demuestra ser multiplicador de lo que recibe. En una empresa se da más tiempo y
aprecio a quien ejecuta más de lo que se le pide, no a quien se le pide algo y
dice que lo cumplirá pero nunca lo hace. Es como la parábola de los talentos
donde vemos que se recompensa al que entregó más de lo que recibió. Quien más
trabaja, más recibe. Cuando eres alguien que trabaja y pone por obra, el Señor
dice: “a este siervo amado debo alargarle los días porque sí funciona”. Sin
obediencia no podemos “hacer” para alcanzar nuestras promesas.
Obrar como hijos de Dios
Mateo 12:50 asegura: Porque todo aquel que hace
la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y
madre.
Ser una persona que piensa y actúa tiene muchos
beneficios pero el más grande es tener al Señor de nuestro lado. Muchos
presumen de tener amigos influyentes y se sienten confiados de esas relaciones
porque saben que les darán la mano cuando más lo necesiten, pero nosotros
tenemos por amigo fiel al mejor “conecte” que alguien pueda tener. Somos
apadrinados por nuestro Padre celestial que nos dirá: “qué necesitas, yo puedo
ayudarte para que sigas adelante con tu proyecto y nada te falte”.
Si quieres ser hermano de Jesús e hijo verdadero
de Dios debes ganarte Su confianza con tu obediencia y actitud correcta. Para
tener la identidad del Señor y sacarle provecho en esta tierra, preséntate
delante de Él con un corazón humilde, obediente y capaz de perdonar. Nuestra
actitud es importante para Dios que está pendiente de cada detalle de nuestro
ser. Demuéstrale que tienes esa actitud correcta para pensar y hacer como Él
pide. Si crees con fe y obedeces Su palabra, te garantizo que harás lo que ojos
no han visto ni oído han escuchado porque estarás apartado para hacer grandes
cosas.
Por: Pastor Raúl Marroquín
Cashluna.org